Hace un tiempo, inspirado en las palabras del maestro Hugo
Béjar, en la cual mencionaba que nuestra hípica fue pionera en Sudamérica por varios factores. Una de ellas en que nuestro bello
hipódromo, fue el más modernos de toda
Sudamérica en su inauguración, allá por
diciembre de 1960. El Jockey Club del Perú adquirió un partidor
eléctrico en el 51, lo que Argentina recién lo obtuvo en 1967 y desde el 60, ya
existía totalizador electrónico. Pero la crónica que escribo, trata de la
inauguración de las reuniones nocturnas en 1967, como lo dijo Don Hugo
“espectacular iluminación y nutridas concurrencia, estando nuestro hipódromo,
en la vanguardia en cuanto a la modernidad y
tecnología”. Y no le falta la razón al maestro. Lamentablemente, esto dista de nuestra realidad actual, pero siempre existen esperanzas que verdaderos hípicos tomen las riendas de nuestra querida institución y decimos “querida institución, a pesar de no ser socio, pero si un amante a “muerte” de la historia de nuestro turf.
tecnología”. Y no le falta la razón al maestro. Lamentablemente, esto dista de nuestra realidad actual, pero siempre existen esperanzas que verdaderos hípicos tomen las riendas de nuestra querida institución y decimos “querida institución, a pesar de no ser socio, pero si un amante a “muerte” de la historia de nuestro turf.
Entonces recordamos que un 3 de febrero de 1967 se realizó
la primera reunión con luz artificial en horario nocturno en el hipódromo de
Monterrico.
Se programaron nada menos que diez carreras, una de ellas,
obviamente clásica, que fue ganada por Beaufort, el corredor castaño del Santa
Lucía, que llegó la monta de Oscar Gómez, y que adelantó a Tunja, que fue
conducida por su hermano, el recordado Jacinto Gómez, en tanto que Terremoto
fue tercero, completaron el marcador, Progresista y Otoño.
Recalcar, que hubo hasta dos pruebas de la nueva iluminación
realizada en fechas anteriores, donde inclusive actuaron caballos y jinetes en
sendas competencias que resultaron lógicamente ejercicios finales de la
mayoría.
La reunión de carreras con la iluminación trajo consigo una
extraordinaria cantidad de personas que se fue dando cita al hipódromo y que no
sólo abarrotó las instalaciones de Monterrico, sino que hizo que en el cruce de
la Javier Prado, donde está actualmente el trébol, antes el óvalo, un
congestionamiento tan grande de vehículos, que muchos de ellos no llegaron, así
literalmente, a ingresar al hipódromo porque se hizo un “nudo” con los
automóviles que transitaban por la Panamericana que no se pudo desatar
fácilmente.
En ese febrero de 1967 era aún presidente del Jockey Club
del Perú, el ingeniero Enrique Martinelli Tizón y poco después, asumió la
presidencia Luis Olaechea Dubois, hombres de enorme prestigio y gravitación en
la hípica peruana, que se hermanaron de alguna manera con esta obra que marcó
el inicio de la triple programación, porque hasta fines de enero de ese 67,
sólo se corría sábados y domingos.
LOS
GANADORES
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La primera carrera con luz artificial la ganó Picasso, un
hijo de Penny Post del stud Piura, que fue conducido por el gran Antonio
Vásquez, y después fueron ganando Contessa, también con Antón, Capataz,
conducido por el aún aprendiz Gonzalo Rojas, Butch, un hijo de Calificado con
Ricardo Cárdenas, Chuculun, pupilo del Santa Lucía que fue dirigido por el papá
de Jacinto Herrera. El Comando, en una condicional para ganadores de 2 carreras
conducido por Jorge Guajardo, Bebe C, luciendo los colores del Polo Norte con
la monta de Cárdenas, que hacía doblete, Southern Seas, que le daba doblete a
Julio Herrera, y Montclair, un hijo de Le Petit Prince del stud Fortuna con la
monta del maestro Antonio “el pulpo” Aburto.
EL
DESPEGUE DE BEAUFORT
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Justamente el clásico de la “Inauguración de las Carreras
Nocturnas”, marcó el despegue definitivo de Beaufort, que consolidado
físicamente, comenzó a correr una barbaridad, a tal punto que esa noche puso
2’3” clavados para los 2000 metros. Cargó 54 kilos y lo entrenó Don Erasmo
Quiñónez.
Seis meses después, Beaufort, Nyangal con Belinda, la madre
de La Chaposa, escoltó a Arrabal, en el Gran Premio Internacional Jockey Club
del Perú.
Y mucho antes, en abril, si nos falla la memoria, y tal como
lo publicamos en esta página, fallecía víctima de una rodada Jacinto Gómez.
Pioneros, lo somos. Ojalá esto cambie y los directivos de
Jockey Club del Perú se den cuenta de la
rica historia que tenemos que por ende, es imposible que muera.
EL
VÍDEO: CLÁSICO “INAUGURACIÓN DE LAS CARRERAS NOCTURNAS”, FEBRERO DE 1967
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