El Gran Premio Nacional Augusto B. Leguía fue inicialmente
una carrera no sólo interesante, sino que muchas veces era la chance de
rectificar aquellos resultados que daba el “Derby Nacional”, que, con su
tremenda carga de emotividad, dejó a algunos campeones sin la gloria del
triunfo. En sus inicios, fueron clásicos que se corrieron por separado; es
decir, por un lado el “Gran Premio Nacional” y por otro lado el “Augusto B.
Leguía”.
CUARENTA
AÑOS DE HÍPICA LLENÓ AUGUSTO B. LEGUÍA |
En 1890, Augusto B. Leguía y Pedro Larrañaga decidieron
construir el haras San José importando para el efecto al padrillo Royal Prince
y a las yeguas La Estrella, Miss Margaret, Esperanza y Josefina.
De esa forma, se daban
los primeros pasos en la crianza del pura sangre de carrera en el Perú.
Posteriormente, ya en 1900, se van incorporando algunos
otros criaderos y, desde 1903, es que se
pudo disputar, por ejemplo, un Derby
Nacional. Ya en ese año, figuraba el stud Alianza de propiedad de Augusto B.
Leguía, su fundador en sociedad con el caballero y comerciante británico Sir
Henry Mathison Beausire y esa caballeriza se fue haciendo importante y
tradicional en la hípica limeña con el pasar de los años, justamente por la
gran afición de Leguía, quien algunos años antes había sido el segundo
presidente del Jockey Club del Lima.
Precisamente, el
hipódromo de Santa Beatriz se inauguró el 11 de junio de 1903, cuando Leguía
era vicepresidente del citado Jockey Club de Lima, presidido entonces por
Alfredo Benavides. Además, Leguía era
Ministro de Hacienda del Perú en el gobierno de José Prado.
Posteriormente, Leguía viajó a Europa, donde tuvo un caballo:
Alliance, quien le dio victorias en ese
continente y que luego trajo al Perú
como reproductor, tiempos en que fue elegido Presidente del Perú. Con su enorme
afición, siguió impulsando a la
actividad hípica a través del stud Alianza que continuaba con mucha mayor
fuerza del haras Vilcahuaura y de su permanente presencia en todas las tardes
de carrera que se organizaban en Santa Beatriz.
Siendo presidente del Jockey Club de Lima, Miguel Checa
Eguiguren , y bajo el empuje de Leguía, organizó el gran clásico Centenario que
ganó el campeón Marcial con las sedas del Porte Bonheur, en la tarde en que el stud Alianza ganó el clásico José de San
Martín con la yegua Doña Sol, una hermana entera del campeón del stud que se
llamó El Veronés.
El jockey Club de Lima, organizó el gran clásico centenario
de la Batalla de Ayacucho ganado por Burlesco y, el 6 de abril de aquel año, se bendijo la
nueva pista de carreras que tuvo nada menos que 2846 metros, con un ancho no
menor de 30 y una pista de trabajo de 2412 metros.
Y el 3 de abril de 1927, y bajo el tremendo impulso de
Leguía, porque comenzaban ya a sentirse problemas económicos y una merma en las
recaudaciones, se inauguró la tribuna oficial y de socios, en la cual Leguía
leyó un discurso que mostró su enorme afición a las carreras de caballos.
DESDE 1945 |

El Gran Premio Nacional se corrió desde 1945, que no parece lejano si
se le compara con la antigüedad de las otras Coronas, un clásico con mucha
historia para comentar.
En sus inicios, el Gran Premio se corría al año siguiente.
Expliquémonos. Con los nacimientos en el segundo semestre, el Derby se disputó
generalmente en noviembre y el Gran Premio de aquella generación se corría
recién en el año venidero.
Después, en el 46 y 47, ganaron dos hijos de una misma yegua
madre, Gaby, y con los mismos colores, los del stud Arequipa, ambos presentados por don Luis Soto. Ellos
fueron Gran Día(por Reveillón) en el
46, que llevó la monta de Humberto Herrera y Gran Poder(por Colbert), conducido por el negro Luis Alberto Díaz.
En el 48, Premier,
un hijo de Insulto y FioreD´Oro, defensor del stud Alcatraz, no hizo sino
ratificar su superioridad y, en 1949, el
rubio Ovación (Rebelde y Suzanne),
alistado por Santiago Ferrando, pudo
mucho más, con Luis Alberto Díaz que Imperio y Daiquiri, que habían empatado en
el Derby, y los ganó largamente.
En 1950, ganó un crack, llamado Insuperable, otro hijo de de Insulto, y batiendo sin problemas a Refijo y la gran Parlera. Al año siguiente, en el 51, le tocó a Bayamés, cuando el
triple Coronado Llanero se lesionó a la mitad de la recta final.
LOS
ÚLTIMOS NUEVE AÑOS DE SAN FELIPE |
Pamela, la rubia
hija de Postín, fue más que el Derby – Winner Chantilly en 1952 y Guignol, el
ShereAlí y Sans Blague del Sans Soucí, se ganó un vibrante Gran Premio
postergando a AliKhan, demostrando que era mejor que su hermano paterno, con
Roberto Castelli en sus lomos.
En 1954, Parlona,
otra hija de Postín, fue un espectáculo y le ganó por varios cuerpos a Sherbet.
En 1955, El Cordobés, en una
sensacional llegada, pudo controlar a
Chatelaín y a Pitín. Ya Pirulín, el ganador del Derby, estaba con un serio
problema respiratorio.
El año 1956 marcó la
aparición clásica de un grande, como fue Postor,
el cual desnudó la limitación que tenía en esos meses Río Pallanga y al año
siguiente Péncil pudo más que
Violento y: en 1958, sin que nadie lo
apurara, Lighting ganó de punta a
punta y pudo así superar los 3000 metros.
Y los dos últimos Grandes Premios de San Felipe los ganaron Perugia, la hija de Postín y Wise
Decisión del Pasamayo, quien fuera mucho más que Lady Silver en los tres
kilómetros, y la extraordinaria e insuperable Pamplona, sólida y campeona, que ganara de abuso a Tormento, con
los colores del Quaker State , alcanzando así la cuarta Corona en 1960 (ella ganó la Polla, El
Cotejo, Derby y este Gran Premio, pero perdió el Ortiz de Zevallos)la monta de
Antón Vásquez y la preparación de Ambrosio Malnatti.
LOS
10 PRIMEROS AÑOS DE MONTERRICO |

Proclama, mucho más llegadora y en ascenso que la Derby – Winner Pérfida, ganó lejos en 1961 y en el 62, Kores, por el Shere Alí y Bruma, defensor del Manolo, claramente superior por 9 cuerpos sobre Paracas, marcando 3’14”2 para los 3000 metros. Después ganaron dos hermanos enteros seguidos, hijos de Postín y Maribel. Ellos fueron Pórtago, aprovechando la ausencia de Daré por su viaje a Buenos Aires, derrotando sin problemas a Didi. Luego, en 1964, llegó Polaris, que lo hizo por la cantidad más larga que registra la historia de esta carrera: 18 ¼ cuerpos. Mi Lupita llegaba en el segundo lugar.
Un año después, 1965, tuvo una dramática llegada que terminó
en empate entre Giuglio y Jamaicano,
los encarnizados rivales de la generación de 1964, con Carlos Farmer y Antón
Vásquez respectivamente. Ellos hicieron
tablas en el 65, como lo explicamos líneas arriba y quedó grabado como una
edición memorable y el único empate registrado en la historia de la gran
carrera.
Así mismo, hubo ediciones espectaculares. Tajón, el hijo de Turmoil, con la monta
de Arturo Morales que se consolidaba como un excelente jinete, le ganó
dramáticamente a Djalma en 1966.
Daubigny, un
lujoso hijo de Datour, con Antonio “el pulpo” Aburto, fue el mejor y derrotó
por un largo a Sunfoso, en 1967 y con él, el último Gran Premio Nacional. 1968 fue un año de cambios, y con él se corrió la primera edición, con el nuevo
nombre de “Gran Premio Nacional Augusto B. Leguía” y con dos ediciones. En la primera edición de inicios de año fue Tronco Móvil, que, parejo
y llegador, pudo más que Pipach y Acquacutum y los terminó superando. En la
segunda edición, Cosmopolita se le
resistió increíblemente sobre Leviatán, quien parecía que le iba a ganar lejos
cuando entraron al derecho, tras estupenda actuación de Jaime Garrido y la
preparación de Alejo Lancién. Tronco Móvil, parejo y llegador, pudo más que
Pipach y Acquacutum y los terminó superando.
En 1969, Patriarca
repitió 10 años después la victoria de su madre Perugia y con los mismos
colores del stud Pasamayo, ganando brillantemente sobre Golden Flake, con Jorge
Guajardo en su silla. Y 1970 comenzó con un intenso duelo entre Maidenform y
Palatino, pero con una abertura de la yegua que motivó que Palatino ganara por
distanciamiento, y lo unía en este caso, con su padre Polaris, ganador de la
gran carrera seis años antes.
EL
GRAN PREMIO Y LOS AÑOS 70 |
Ausente Raphael, el ganador del Derby Nacional de 1971, fue
un llegador hijo Coliide del studMonty, el que pudo más que Betín en los 3000
metros del Gran Premio, llamado Cotillón,
que lo terminó derrotando con la monta de Ricardo Quispe.
1972, marcó la enorme victoria del crack Tenaz por 9 cuerpos sobre Rascal, cuando ya se había consolidado físicamente y
era una maquina corredora, deteniendo las agujas en 3’09” al galope para los tres kilómetros.

1973, fue la cuarta Corona para otro campeón, como Santorín, el hijo de Biomydrín y
Missing Moon, que había regresado triunfalmente después de apabullar a sus
contrincantes en el Carlos Pellegrini, y consolidó su hazaña al ganarle a LetIt
Be con Arturo Morales, los colores del Barlovento y la preparación de Juan
Suárez, convirtiéndose en mito de la historia de nuestro turf.
Trece años después de la victoria de Proclama en 1961, una
yegua pudo ganar el Gran Premio Nacional. Se trató de Acropolitana, la hija de Clover del stud Doral, que lo hizo
largamente sacando provecho del agotamiento de Alec y de Primero de Mayo.
En 1975, Aerópago
hizo justicia a su categoría para la distancia y terminó siendo mucho más que
un peligroso puntero como era Pirineo, bajo la batuta de Gonzalo Rojas, y en
1976, la buena Demanda derrotó a los
potrillos con Juan Walter Castellanos en su silla, en laque pudo ser la mejor
actuación de su estupenda campaña.
Así como Tenaz, en 1977, el Gran Premio hizo justicia a otro líder,
como era Límite en aquel año. El
hijo de Leviatán se había quedado sin correr el Derby, en el cual era una
“fija”, pero lamentablemente se escapó de la gatera, pero en el Gran Premio se
impuso con bastante facilidad sobre Profesor, el Derby – Winner de aquel año.
En 1978, surgió un tordillo corredor y gran llegador como
fue Reichmark, el Flower Power del
stud El Herrero, que con Arturo Morales mostró que era el mejor de la
generación y, a partir de ese momento, marchó para crack. Al año siguiente, Chiquirín
fue muy superior e hizo galope largo en un lote que sólo se redujo a tres y; en
1980, Fervor, el hijo de Jarocho, fue más que Lady Embassy, la calancuda
cariblanca del Santa Marina que había ganado el Derby, y terminó dueño del
titularato de la generación.
CLARÍSIMO
Y LOS AÑOS 80 |
Cuando Clarísimo ganó
por 17 cuerpos en 2’32”,el “Asociación de Criadores”, al día siguiente Don
Ramón puso 2’33” en el Derby Nacional, la idea generalizada, dado el progreso
cada vez más importante del hijo de Count Claridge, que podía ganar el Gran
Premio, y así efectivamente lo hizo, y además por varios cuerpos.
En 1982, Tattoo,
otro grande de la década, fue más que el ganador del Derby, Piggot, en un duro Gran Premio. Al año siguiente, y en medio de un grupo parejísimo, Audaz, hijo de Flower Power y la
corredora Jungla, siempre por los palos y con Rolando Vicente en sus controles,
batía en los últimos tramos a Valentín.
En 1984, en la primera edición de la cuarta Corona en el
césped, Artigal, hijo de Aldo y Flasquera del San Pablo, lograba una estupenda victoria
sobre Lurín, comenzando a ser el corredor alazán que se convirtió en todo un
crack; y; en 1985, Negrito, el
tercer hijo de Flower Power en ganar un Gran Premio, superó la distancia y se
impuso inobjetablemente con los colores del Jet Set.
Llegó 1986, y Explorador,
otra vez en el pasto, le ganó a Texfina y repitió el triunfo de su hermano
entero Artigal. En 1987, Clochard le ganó por distanciamiento a King Claridge,
en medio de un estrechísimo y controvertido final, con Mario Becerra en su
conducción, repitiendo su sorpresivo triunfo en el Derby Nacional.
El tordillo El Duce,
fue un campeón en el 88, dominado el césped con absoluta facilidad y, ausente
That Police, Chimbote se presentó en los últimos tramos y aventajó a Bix Pix con Víctor Bardales en su silla,
en 1989.
LOS
AÑOS 90´S |
La campeona Mari July
repitió y mejoró su éxito en el Derby Nacional y ganó por varios cuerpos
corriendo estupendamente con la monta de Luis Gonzales, los colores del Gina y José Cipriano, produjo una media
sorpresa al año siguiente, cuando falló Musicale en el césped, y pudo darle el
alcance a buen Little Bear, con la monta de Edward Herrera y la preparación de
Simón Arredondo.
El tino de Edwin Talaverano hizo que Savage Dancer tomara la punta y se trajera la carrera en el 94
sobre Titosh, fallando Janfranco, en tanto que en 1995, Kissing, un Stack y
ThreeKisses, cada día más capaz, fue el justo ganador de la gran carrera sobre
Skaxia, con la monta de Alfredo Clemente.

Sol de Norte pudo
ligeramente más que Kimba en el 96, así como un gran caballo como Kessef, montado por Ramiro Talaverano,
marcó un de punta a punta inapelable y derró a la valiente Natalie Too en una
destaca edición de la Gran Carrera, la de 1997. Y en 1998, tras otro titánico y más que controvertido
final de reclamo entre Tunelero y Matute,
éste ganó en la pista, pero la directiva emitió su resolución final 24 horas
después, dando como ganador a Tunelero. En 1999, llegó la excelente
demostración de una campeona de la grama como lo fue St. Bernadette, quien convirtió lo difícil en fácil y ganó como una
grande sobre Clapton, guiada Julio
Pezúa. Aquella tarde, fallaba ruidosamente Batuka, que no se adaptó al pasto.
LOS
AÑOS 2000 |
En el 2001, Maeto
tuvo sangre y pulmón y obtuvo una victoria a base de coraje, derrotando a
Huari, tras excelente conducción de Edwin Talaverano, los colores del TR y la cuida
de Jorge Salas. El ganador del Derby como Shawshank sólo pudo arribar en el
tercer lugar. En el 2002, en otro memorable Gran Premio, Lady Fast lucho como nunca y, tras pelear palmo a palmo con Big
Luck, pudo sacarle una cabeza al cruzar el espejo, en excelentes finales de
Víctor Fernández y los colores del Rancho Fátima.
En 2003, Latino,
un hijo de Laubali y la corredora Tiabaya, se desempeñó estupendamente y
derrotó claramente al líder de la generación, El Provinciano, con la monta del entonces
promisorio pero ya gran jinete Carlos
Trujillo. Lo presentó Juan Suárez Villarroel.
Por Algo Será ganó la edición del 2004 de esta competencia.
El pupilo del AM sería otro que atropellaría fuerte. La Misilera continuaría la
línea de las yeguas en el Gran Premio. La del VLV ganaría la edición del 2005
de la cuarta corona peruana. Shuaily ejecutó la poderosa atropellada para
llevarse, marcando sorpresa, el Gran Premio del 2006. La hija de Flame
terminaba siendo una gran protagonista de esa carrera. Carlos Hernandez fue el
encargado de llevar al éxito a Monte Crystal en el Gran Premio del 2007. La del
Sol y Luna apareció fuerte en los finales y se tornó imparable.
Granizo saltó a la fama en el 2008 gracias a su fuerte
atropellada. Juan Pablo Vargas, su compañero de mil batallas, estuvo en la
silla del tordo del MBB. La última yegua en salir airosa en el Gran Premio fue
Maitena. La del Pope terminó derrotando, entre otros, a Interocéanico en una
cuarta corona inolvidable. Cubillas y la mano “mágica” del chileno Luis Adrián
Torres fueron figuras en el Gran Premio del 2010. Fuerte atropellada de los
mapochos del Stud El Castillo. En el 2011, Infiernillo se afirmó en el comando
y fue imparable para imponerse de banda a banda en el Gran Premio.
Hoja Seca salía de perdedora en el Gran Premio del 2012.
Nunca había ganado, pero llegó a los 2.6k y los barrió superando a la favorita
Cubage. En 2013, Latino, un hijo de Laubali y la corredora Tiabaya, lo hizo
estupendamente y derrotó claramente al líder de la generación: El Provinciano,
con la monta de jinete Carlos Trujillo. Lo presentó Juan Suárez Villarroel.
Overbrook y Sotil serían los protagonistas de la versión 2013 del Gran Premio
Nacional.
El crédito del Altamar definió contra el pensionista de El Castillo. Al final, el hijo de Flanders Field sacó ventajas a su favor. En el 2014, Hanomaan y Kodiak Boy protagonizarían un final dramático. Ventaja pequeña para el castaño de El Herraje que superó por poco al del Couet. En el 2015, El Armenio fue imparable y con una atropellada letal terminó pasando de largo y adjudicándose la segunda corona de su campaña. En el 2016, Paso Real ratificó ser el mejor de su generación en la grama y con magistral conducción de Edwin Talaverano pudo superar a una valiente Smart Choice. Ya el nieto de Giant´s Causeway había mostrado su valía en la grama con dos placés consecutivos en los clásicos Empery y Claudio Fernandez Concha, para luego saltar como gran protagonista al superar en gran carrera a El Gran Blanco en los 2000 del Heudebert. Paso Real llevó la preparación Juan Suárez y defendió los colores del Black Label.
En el 2017 apareció la figura de un tordillo argentino
sumamente corredor como Mr. Bailetti. El hijo de Exchange Rate ratificó lo hecho en las tres primeras coronas
de la grama y derrotó con categoría a La Fama, a pesar de sufrir serios
contratiempos durante la semana, convirtiéndose en un cuádruple coronado de
lujo en esta pista. El pupilo del Doña Licha, llevó la preparación de Arturo Morales
y la conducción de Edwin Talaverano, que se llevaba por segundo año consecutivo
la cuarta Corona del turf Peruano.
En el 2018 Milos aventajaba por un largo a Juliana luego de
que éstos dejaran moverse adelante a Coco Toscano Y Fasano, para luego pedirles paso y regalar un lindo
final a la gente. Otro Gran Premio para Talaveano.
Faenón, un importado de los Estados Unidos con documentos
pasteros por ser hijo de un ganador de la Breeders Cup Turf y padrillo exitoso
en esa superficie, English Channel, salió al derecho y la carrera se acababa con
el final cantado, sólo había que esperar que llegara, fue por demeolición.
VIDEO PARTE 1 |
VIDEO PARTE 2 |