Cuando Feddy Nossar, propietario del stud Myrna, encargó a
ex jinete y ahora periodista Fernando Baldizán,
adquirir un producto en los remates de Kentucky, Estados Unidos, puso en
su mirada a una potranca, que no demostraba tener un físico que llame la atención,
pero que tenía la particularidad de ser hija del norteamericano Bates Motel, un
hijo de Sir Ivor que tuvo su mejor momento en 1983, cuando ganaba todos los
clásicos del calendario norteamericano y de la irlandesa Lady is a Tramp. Una
vez en Lima y puesta bajo las manos de Jorge Salas, Batuka , como le pusieron
de nombre, se trataba de una potranca “flaca” pero de gran tamaño, que
demostraba en sus primeros aprontes, ser dueña de un tranco impresionante y una
atropelladora nata, que la llevó a ser una lujosa triple coronada, capaz de
derrotar a cualquier caballo que se le opusiera.
SUS
PRIMERAS ACTUACIONES
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Ella debutó pesando 485 kilos el 26 de julio de 1998 y
corriendo 1000 metros al lado de Santa Mónica una Destinado del Turmalina que
sería protagonista de la generación, llevando la monta de Edwin Talaverano.
Llegó cuarta a casi siete cuerpos superada también por Fabre y Titania.
Su siguiente presentación fue el 9 de agosto, donde ya
demostró que tenía calidad porque tuvo contratiempos a poco partir y al final
terminó corriendo fuerte al lado de Fabre que fue el ganador y que tuvo que
marcar 0’58” para poder ganarla.
El 30 de agosto cuando dirigida por Adolfo Morales, en “no
ganadores”, llegó como una exhalación por el lado de afuera, y en medio de una
gran atropellada, y le sacaba tres cuerpos a Fagundes, y fue capaz de señalar
nada menos que 1’11”2/5 para los 1200 metros.
El
CAMPO CLÁSICO
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Con esta victoria fue que Batuka salió a correr los 1200
metros del “Enrique D. Barreda y Ricardo Barreda Laos”(L), el 9 de setiembre y enfrentó prácticamente en
un match a Santa Mónica, que tomaba una estupenda partida, que coincidió
con una salida lenta de la Bates Motel,
obligada a seguir y muy apurada todo el tiempo, y la hija de Destinado comenzó
a asacar cuerpos de ventaja, que fueron determinantes para obtener una fácil
victoria, pese a que Batuka alentó una ligera esperanza cuando giraron el codo,
pero después se fue rindiendo. La innata velocidad de Santa Mónica trajo a mal
traer a la pupila de Jorge Salas.
Y fue después de esa actuación que llegó el alargue en la
distancia tan esperado y fue que el 8 de noviembre saltaba al estrellato, con
motivo de los 1400 metros del “Roberto Alvarez Calderón”.
Esa tarde corrió atrás al comienzo y desde los últimos 800
metros, ya daba “la voz” de que iba a ser muy dura en el final y en efecto así
sucedió, ya que terminó pasando de largo de largo y derrotando nada menos que
por 6 ¾ a Matz Uma y en 1’24”3/5 para los 1400 metros.
Batuka había demostrado una serie de atributos como un
desplazamiento que era propio de las yeguas de primera y una indudable
capacidad para la distancia.
COMIENZO
EXITOSO EN EL 99
Tras el “Roberto Alvarez Calderón”, Batuka ingresó a una
ligera etapa de descanso, era norteamericana, y no podía correr la “Copas de
Oro”, entonces su vuelta se produjo en medio de una condicional para ganadores
de dos, sobre 1500 metros en la arena.
Ese día corriendo prácticamente desde el comienzo con paso
de campeona, Batuka con Alfredo Clemente, hizo fácil lo que parecía difícil y
terminó paseándose con sus rivales, a los que arrolló virtualmente desde los
últimos 500 metros, porque corrió más cerca que otras veces y terminó dejando a
rivales de la calidad de Tayra y a Tango que llegó tercero corriendo los 1500
metros en 1’31”2/5. Batuka marchaba segura hacia el cetro de la generación.
LAS
CORONAS
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Fue después de esa carrera, que llegó la “Polla de
Potrancas”, casi tres meses más tarde porque hubo de por medio alguna para que
le impidió a Jorge Salas presentarla en una carrera previa y fue quizás, el triunfo
más dramático que consiguió y llegó enredada y comprometida en la recta final,
e incluso ya en derecho, parecía que no ganaba, pero bastó que encontrara un
sitio y se viera libre, para que avanzara con esa fuerte atropellada, ya
conocida en ella, y varió por completo lo que parecía una carrera perdida.
En un escenario que fue difícil para todas las
participantes, que tuvieron que correr en 59”2/5 los primeros 1000, y las
lentas que pudieron seguir como podían y que lógicamente se cansaron como las de
adelante. Al final Batuka con David Cora ganaba por casi tres cuerpos a
Engreída que fue capaz de rematar a su manera, apenas tuvo un sitio libre.
Monacocha y Striptease remataban en el tercer y cuarto lugar, respectivamente.
Como era lógico de suponer, cuando se corrieron los 2000
metros del “Enrique Ayulo Pardo”, el favoritísimo de la nieta materna de Mr.
Prospector fue total, y en efecto la idea que se tenía sobre su mejor manejo en
los dos kilómetros quedó claramente confirmada en el momento de la verdad, más
aún cuando no variaban en mucho sus rivales de la Polla. La única diferencia
radicó en que tanto Monacocha como Matz Uma correrían en pareja.
Desde los últimos 700 ya se palpitaba que pasaría de largo y
así efectivamente sucedió.
Batuka, sin mayor exigencia de Clemente, que había vuelto a
su silla, le sacaba 5 ½ cuerpos a Monacocha y marcó el buen registro de 2’06”.
Batuka tenía “olor a Derby” por la forma como remató y como defenía el triunfo
en la segunda corona.
LA
CINTA AZUL Y CAMBIO DE COLORES
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Fue en el interín Enrique Ayulo – Derby Nacional que pasó a
manos de Carlos Gastañeda porque habían adquirido los propietarios del Jones –
Falhgren y la anotaron en el Derby Nacional, antes de enviarla a USA.
Batuka durante la semana, superaba atrasos en su
entrenamiento, pero no fue motivo para el atractivo de la cinta azul de ese
año, que mostraba a dos dobles coronados como lo eran Batuka y St. Cloud. Y
tras ellos tres potrancas como Tayra, Striptease y Batuka y Trece potillos como
St. Cloud, King Aby,Gestor, Puchungo, Fredo, Bóxer, Tunez, Tibet, Cripterium,
Shemir, Fabre, Clapton y Mister Keeneland, componían los 16 participantes del
Derby Nacional.
El uruguayo Pablo Falero, llegaba especialmente contratado
para conducir a la hija de Bates Motel.
Y la carrera como toda cinta azul, fue dura. Pero cuando
pasaron por primera vez frente a la meta, Batuka lo hacía en el último lugar,
pero lejos de venir mal colocada, iba ya con claras posibilidades para el
triunfo.
Había la impresión de que Puchungo se comenzó a arrancar y a
no ser controlado por su jinete, cuando se colocó detrás de Fredo , que era el
puntero de la carrera. Y cuando lo domina, apuró la carrera porque paso al
frente, y de inmediato el jinete de Fredo, salió a perseguirlo para no darle
ningún tipo de ventaja. A esas alturas habían dos potrillos que venían
corriendo bien ubicados, que eran Clapton y St.Cloud, no tan cerca del fuego,
pero impecablemente colocado y metido en la baranda. Y tras St. Cloud iban
Gestor y Fabre.
Poco después se vio a King Aby salir de la carrera, ya que
se fue hacia la baranda exterior y se pareció muy entera a Striptease y
comprometiendo desde esos momentos a Shemir. El primer codo y la subida, no
cambiaron de tónica y cuando llegaron a los últimos 1200 metros, era un hecho que
los punteros se iban a “morir” y que Túnez comenzaba a ser un real protagonista
al quedar tercero, dando la impresión que tener mucho resto.
Al llegar la carrera a los últimos 800, la carrera se
decidió. Allí comenzaron apararse los punteros y Túnez pasó sin opsición, en
momentos en en que Clapton no lo pudo hacer, y cuando Clapton no lo pudo hacer
y perdía posiciones, también se quedó encerrado St. Cloud. Y cuando esto
sucedía, Falero arrimaba a Batuka y la Bates Motel fue pasando sin oposición,
llena de energías como estaba, y además sin tropiezos mayores. Y antes que
ella, lo hacía Striptease que apareció cuando ingresaron a la recta final, como
la primera en cargar sobre las posiciones de Túnez, cuando Boxer ya se había
rendido.
Striptease duró solo el envión, pero casi de inmediato llegó
Batuka con toda la potencia de su atropellada y pasó de largo, cuando Clapton
tenía que salir por fuera y comenzar también a atropellar. La carga del hijo de
Fly So Free fue consistente, pero Batuka lo controló y así encontró la
gloria. Batuka demostraba que era crack
y brillante sin vuelta de hoja.
Llegó posteriormente intentar conseguir la cuádruple corona y con ello, su ingreso al césped en el Gran
Premio Nacional Augusto B. Leguía y sus 2800 metros, donde la calidad de una
verdadera “locomotora” en esa pista como lo fue St. Bernadette, se la llevaron
por delante llegando en el tercer lugar, detrás de Clapton.
CONSAGRATORIO
JOCKEY CLUB DEL PERÚ
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Se venía los 2400 metros del
“Jockey Club del Perú” y con él, su enfrentamiento entre la crack Madame Equis, que había reaparecido
exitosamente en julio en los 2400 metros del clásico Independencia.
Y con ellos, animales de suma calidad como Splitfire, el
corredor hijo del recordado campeón peruano El Duce y una pareja de “polendas”
como Matute y Black Coffey, que podían ser un duro escollo para las
pretensiones de ambas yeguas.
La carrera marcó a un Lustro, que fiel a su modalidad fue a
correr adelante, pero un segundo puesto de Manhattan, que salía exigido para no
caer en las dificultades de manejo que muchas veces lo complicaban, y se puso
en persecución del hijo de Lutz.
Y tras ellos y con una enorme tranquilidad Madame Equis que
superó casi de partida a Black Coffey y a Splitfire y pasaba tercero frente a
la meta, cuando la punta se hacía un poco ligera.
Cuando llegaron así los últimos 1400 metros, las posiciones
y las condiciones ya estaban prácticamente definidas, Lustro haciendo su
libreto y Manhattan muy bien en su persecución y a uno tres cuerpos Madame
Equis y un Black Coffey que por el lado comenzaba poco a poco a presionarla. Y
tras ellos, Splitfire metido en la baranda bastante cerca, pero sin las ganas
de otras veces y Clapton delante de Batuka, que corría en los últimos lugares,
pero no desantendida del grupo.
El primer kilómetro se corría en 1’01”3/5 y los primeros
1200 en 1’13”, marcas que reflejaban que se venían corriendo bien en un ritmo
sostenido propio de una carrera de categoría, pero sin llegar a extremos de
ningún tipo.
Fue al llegar los últimos 800, que comenzó a hacerse cada
vez más angustiosa la permanencia en el tercer puesto de Madame Equis, porque
Black Coffey cada metro que pasaba la apremiaba con mayor firmeza, y porque al
que escribe, el jinete de la yegua debió en esos momentos, salir a jugarse con
la negra, para evitar que se quedara
metida.
Fue poco después que Manhattan supero a Lustro que ya estaba
rendido y que Madamen Equis con Black Coffey se fueron también sobre las
posiciones del pupilo del Emilito. Y tras ellos ya Batuka estaba al lado un
intrascendente Clapton y con una firmeza que un Splitfire sin respuesta desde
metros antes.
Y al momento de la verdad, Batuka con una espectacular
potencia en su atropellada, “liquidaba” en 150 metros y para los que veían a
los de la punta, eran Black Coffey y Madame Equis los llamados a definir, y
entre ellos el caballo estaba ya teniendo los mejores resultados, pero para
quienes podían apreciar un poco más atrás, ya se podía apreciar el inicio del
espectacular progreso de Batuka, que estaba ya pisándoles los talones y además
llena de energía. Esto probó casi de inmediato, o sea, cuando pisaron el poste
de los últimos 350 metros, Batuka no hizo sino igualar y pasar de largo, dando
inicio a su tremendo final que la llevó a sacar cuerpos de ventaja en contados
metros que al final se reflejaron en los 8 cuerpos que oficialmente dio el juez
de llegada y con un remate no menos de 38” para los últimos 600 metros, que
para pista de ese entonces, resultaba simplemente extraordinario. Y por ello
las diferencias tan claras con las cuales se alejó de sus rivales. Black Coffey
llegaba en el segundo lugar, confirmando su gran momento, mientras Madame Equis
arribaba tercera, ya un tanto mermada.
Esa fue la última carrera de esta gran campeona en el Perú,
ya que fue embarcada a los Estados Unidos a continuar su campaña. Y tras un
intento fallido de que pueda correr la Breeder’s Cup
Distaff, ganar en su debut el Hialeah Breeders Cup Handicap,
y luego obtener decorosas figuraciones.
UNA
CAMPEONA
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Creemos que no existe forma de negar, que Batuka en la arena,
fue una corredora espectacular y con una capacidad de llegada tan especial, que
la hacía diferente. Ella, todos lo sabíamos, tuvo que superar algunas
dificultades físicas que retrasaron en “algo” su entrenamiento y que sin llegar
a ser graves, podían quitarle potencia. Nada de eso sucedió. Fue dueña de un
tranco especial que le permitió desplazarse en la arena sin mayor esfuerzo, y
tenía además un par de pulmones que le ayudaron a correr muy fuerte cuando sus
rivales ya estaban agotados.
Simplemente Batuka fue una excelente corredora y ante eso
solo cabe el aplauso, ante una de las mejores yeguas que pisaron el hipódromo
de Monterrico, una crack.
EL PEDIGREE
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LA CAMPAÑA
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EL VÍDEO
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